No es Coca-Cola, sino la música la que tiene el verdadero sabor de la vida. Hay música en todo. Unos tienen mayor capacidad para percibirla e incluso crearla, mientras otros tenemos menos, pero todos necesitamos de la música para vivir, para producir, para emprender, para amar… para ser felices.

La música activa varias zonas del cerebro humano, reduciendo los niveles de ansiedad y depresión. También estimula la memoria, la concentración y las actividades cognitivas. Desde que nuestro hijo nació, mi esposo y yo le ponemos música para propiciar su desarrollo. De hecho ahora está aprendiendo a tocar guitarra.