• Acepta, hay veces que NO puedes.

      Ya hacía yo fatigado y un tanto frustrado con el miedo en mis ojos y la ira posiblemente, de una gran impotencia, frente a mi sentado ser que reposaba, se veía con claridad un árbol, cuya forma magistral le daba el toque perfecto a un puente y un gran paso entre una parte de un quebrada y otra.

      No obstante, ¿Cómo termino así?, hora de retroceder en el tiempo, yo y mi mejor amigo estábamos descansando en una finca, tan felices mientras contemplábamos la naturaleza y platicábamos, de repente nos dio la intrínseca motivación de explorar, la curiosidad de cómo sería ir a la quebrada nos invadió, he allí dos exploradores.

      Bajamos por alambres y saltamos entre rocas, mucho diversión y una que otra caída o intento de ella, entre eso mis ojos contemplaron una visión, mucho más clara que el agua de aquella quebrada, un árbol quien le iluminaba los rayos del sol, interponiéndose entre las hojas y ramas de otros árboles y alrededores, era… Hermoso y ahí me vi, sentado para una gran toma.

      El árbol ni horizontal ni vertical, más bien, diagonal fue aquello que nombraría, gran motivación para ponerme hacer algo de riesgo, puesto a la caída la cual pese a no ser muy grande, posiblemente de 3 a 4 metros (soy malo calculando alturas) quizás más, era el temor de las rocas, de la quebrada. Sin embargo, mi creencia fue clara, yo estaría en ese árbol junto a los hongos que de él salían y con los rayos del sol y la quebrada detrás, era la toma perfecta.

      Primero intente subir caminando pues no estaba tan empinado como para no intentarlo, el miedo inundo al ver que mi zapato se resbalaba, así que de un salto retrocedí, para posteriormente hacer un accionar más cauteloso abrazando al árbol casi gateando, pero resbalarse era fácil, y caerse para nada agradable, así que después de querer y querer, simplemente no pude.

      Si tuve que tragarme mi primera creencia asumiendo la gran disonancia que se me había creado, mi creencia A decía: «Esta es la toma perfecta, ¡Ve por ella!» Y mi creencia B dijo: «No eres capaz de subir, supéralo», dos creencias totalmente diferentes, ¿Qué hice? Reconocer mi creencia, no quejarme, culpar o justificar, solo acepte, no era capaz de subir, listo, ya eso fue todo para abandonar la frustración transitándola y viendo con serenidad el aprendizaje que saque, irónicamente viví una disonancia cognitiva. Heme ahí como el lobo de Esopo!

      Favor de consciencia:
      Acepta cuando realmente no puedas, es de sabios saber desistir, reside en la ignorancia hacer lo mismo esperando otros resultados, y no tengan tan encumbrada la persistencia, de yo haber persistido quizás tendría una buena foto, o un viaje a un hospital o funeraria, así que de nada vale la persistencia si la prudencia no entra en juego, ya que:
      «No hay nada más peligroso que un necio motivado» (No recuerdo quien dijo la frase ahí se me disculpa).

      Mercy Martell, Dr. Ty3 otros
      2 Comentarios
      • Hay dos refranes populares, convertidos casi en ley, que funcionan muy bien como «regla general»: 1. «Querer es poder» y 2. «Nunca te rindas». Pero las excepciones de una regla forman parte indisoluble de la misma y, más que negarla, la confirman. Es por ello que en ciertas ocasiones y bajo determinadas circunstancias, se vale saber que hay cosas que uno no puede hacer, metas que por mil razones diferentes no podemos lograr… Entonces se vale reconocerlo y se vale renunciar a un proyecto y comenzar otro. Eso es humano. Eso no significa abandonar tus sueños. Significa ser realistas. O ser lo suficientemente inteligente para cambiar un sueño por otro.

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