EXPERIENCIA PERSONAL: En las múltiples ocasiones en que me tocó liderar equipos, grandes y pequeños, puse siempre una condición: si alguien me venía a hablar de un colega de trabajo, debería estar dispuesto a que siguiéramos tres pasos:
1) una conversación inicial de los tres juntos; 2) una conversación entre ellos o ellas dos; y 3) una breve conversación de conclusión entre los tres de nuevo.
Al principio, nadie venía, luego alguien rompía el hielo y a partir de ahí venían no pocos. No puedo (ni se me podría ocurrir) presumir que ese «simple» procedimiento resolvía todos los problemas de raíz, pero el CLIMA LABORAL y la interrelación de las personas mejoraban mucho. Muchísimo, en algunos casos.
Nunca he consultado con un psicólogo lo positivo o negativo de esta experiencia, pero me he atrevido a recomendarla en mis prácticas de consultoría y, por lo general, los resultados han sido muy positivos. ¿Te atreverías a usarla tú?